Una segunda vuelta exige sí o sí a una pareja reinventarse para no fracasar. O para no fracasar siempre de la misma manera. “La única pareja exitosa es la que puede transitar sus conflictos sin por eso llegar a una separación. Volver a elegirse de este modo, a pesar de los conflictos, es una forma de fortalecer la relación”, sostiene Luciano Lutereau, psicoanalista, experto en terapia familiar y de parejas y autor del libro “Más crianza, menos terapia”.

-¿Cuándo creés que es saludable volver con un ex y cuándo no?

- Estoy tentado de decir “¡Nunca!”, pero es cierto que muchas personas consultan por este motivo y, algunas, con resultados muy saludables. En todo caso, haría esta distinción: es frecuente que después de una relación, se busque a un ex, como intento de regresar a lo conocido (“malo conocido” quizá, como dice el refrán), a veces para hacer una transición hacia otra relación; otras veces, como parte de una dificultad para hacer un duelo, para sufrir con un ex lo que no se puede terminar de resolver con la pareja actual; otra veces para reencontrar lo que, en su momento, no se pudo terminar de aceptar o recibir de otro.

- ¿Qué cosas motivan a quienes apuestan a un segunda vuelta?

- El lazo íntimo entre dos personas se basa en un principio afectivo fundamental inconsciente: cuando amamos a alguien, al mismo tiempo esperamos muchas cosas de esa persona; no solo reconocimiento, sino también que tranquilice ansiedades profundas, vinculadas a aspectos infantiles que depositamos en el otro. ¡Nadie ama de manera adulta! Lo que más duele en la vida amorosa es aceptar que nuestro amor es limitado y puede ser que al otro no le alcance, aprender a convivir con ese punto en que no somos “todo” para alguien, sin que eso implique terminar la relación; al contrario, como fuente de crecimiento en el vínculo. Muchas parejas de ex que se reencuentran, es para sobrellevar esta verdad que, al principio, puede presentarse como decepción.